sábado, diciembre 09, 2006

El Pulitzer de 1980 encuentra dueño

Dos hombres permanecen todavía en pie mientras sus compañeros caen hacia atrás, derribados por las balas. Delante de ellos, varios tiradores les apuntan con sus fusiles.

La imagen de uno de los muchos ajusticiamientos que se vivieron en Irán tras la revuelta en la que los islamistas derrocaron al sha tenía tanta fuerza que el jurado del Pulitzer de 1980 no dudó en darle el premio, pese a desconocer el nombre de su autor. Era la primera vez en la historia del certamen en la que se tomaba una decisión así. Ahora, 26 años después de aquello, el galardón tiene por fin dueño.
Se trata del iraní Jahangir Razmi y su reconocimiento ha sido posible gracias a un artículo publicado el pasado sábado en el diario Wall Street Journal, en Estados Unidos. El reportero Joshua Prager aseguraba haber encontrado al autor de la instantánea que, hasta la fecha, se le había adjudicado al menos a otros dos fotógrafos iraníes. En el texto del reportaje, su autor recorría el camino que siguió la famosa foto, desde el momento en que fue tomada -el fotógrafo estaba a la derecha de los once verdugos que, en la localidad iraní de Sanadaj, ajusticiaron a otras once personas-, hasta el de su distribución en EE.UU., a través de la agencia United Press International. Antes, la imagen había aparecido publicada en el diario Ettela'at, donde el editor decidió no firmarla para evitar posibles represalias, desconocedor del camino que la instantánea estaba predestinada a recorrer.
Pese a saber que su obra había sido premiada en Estados Unidos, Razmi esperó mucho tiempo antes de desvelar su autoría. El temor a posibles venganzas seguía latente. Aunque sus hijos le pedían que revelase la identidad del autor, él prefirió aguardar, mientras veía cómo otros se adjudicaban su éxito: «Gente que nunca había vivido el peligro», critica el fotógrafo, que tiene ahora 58 años.
Ayer, casi una semana después de publicar el reportaje, el Wall Street Journal anunciaba que Razmi será reconocido por la Fundación Pulitzer. El administrador del premio, Sig Gissler, explicaba al diario que «cuando concedimos, por primera vez en nuestra historia, un premio anónimo, tuvimos la esperanza de que el nombre del ganador apareciera».
Y lo ha hecho 26 años después.