lunes, julio 28, 2008

Cómo estimular a los niños para que lean

En la actualidad, la televisión es más popular que nunca antes. Los programas parecen más exagerados, los progresos tecnológicos hacen que el proceso de ver televisión sea similar al de la proyección fílmica, y las ocupaciones hacen que muchos se sientan como si dedicarle algunas horas a la pantalla constituyese una forma idónea de relajación.
En el caso de los niños, se recomienda que no se dediquen más de dos horas de programación de calidad diarias. Sin embargo, a pesar de tales recomendaciones, los niños suelen ver televisión generalmente durante cuatro o más horas al día. En esta categoría se incluyen también los menores de dos años, quienes no debieran ver ningún programa de televisión, pues esto afecta a su desarrollo cognitivo, social y emocional.
Ver televisión es mucho más dañino para los niños que para los adultos por varias razones:
-Problemas de peso. El sentido común nos dicta que sentarse largas horas en el sofá no implica beneficios físicos, algo que afecta mucho más a los niños. Los niños que dedican cuatro horas o más cada día a la televisión son más propensos al sobrepeso. Los niños pasados de peso no crean patrones apropiados de ejercicio, lo cual les perjudicará en su edad adulta.
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Las enseñanzas de la televisión. Varios estudios revelan que la televisión ha afianzado roles de género y estereotipos raciales. A pesar de los mejores esfuerzos de los padres, los matices sutiles entre lo que éstos les enseñan a sus hijos y lo que éstos ven en la televisión pudieran influir negativamente en su forma de ver el mundo.
-Lo que podrían ver los niños. Si bien los adultos tienen la capacidad de diferenciar entre el mundo real y de ficción en la televisión, en el caso de los niños no ocurre así. Por ejemplo, varios estudios indican que los niños que ven violencia en la televisión muestran una mayor propensión a creer que les va a ocurrir algo malo, a pesar de que realidad y ficción no están relacionados en absoluto.
Estas consecuencias potenciales podrían ser, comprensiblemente, causa de preocupación para los padres. La limitación del tiempo que se le dedica a la televisión es una solución que aconsejan algunos especialistas en atención infantil, mientras que otros indican la sustitución de la programación típica por programas más educativos. En lo que sí coincide la mayoría de los expertos tiene que ver con la variación de las actividades de los niños, incorporando la ejercitación y la lectura, entre otras. Si bien a buena parte de los niños les gusta ejercitar, la lectura es un caso bien diferente, lo cual implica que los padres deben idear algunas formas creativas para estimular a sus hijos con respecto a esta actividad.
*No los obligue. Como todo padre sabe, si se obliga al niño a hacer algo, es muy probable que el resultado sea una negativa total. Por tanto, si se le insiste en que lea, posiblemente no lea nunca más. Trate de establecer un horario cada día en el cual el televisor esté apagado, y todos leen. Los padres no necesitan obligar a los hijos a que lean en ese momento, pero como estos últimos tratan de imitar las conductas de los padres, es muy posible que también comiencen a leer.
*Compre revistas infantiles. Las revistas orientadas a la niñez pueden ser formas idóneas de entusiasmarlos a que lean. Por ejemplo, los niños amantes de los deportes podrían disfrutar con una suscripción a publicaciones que traten dicho tema. A diferencia de las revistas para adultos, este tipo de publicaciones cuentan con artículos redactados a niveles de lectura más apropiados para los niños. Además, a éstos les encanta recibir correspondencia, por lo que una suscripción a su nombre será algo que despierte su entusiasmo.
*Considere una asignación para comprar material de lectura. Las asignaciones o mesadas no son sólo para adquirir videojuegos o helados. Conjuntamente con la suma que usted acostumbra a darles a los niños, añada otra para la compra de materiales de lectura como libros o revistas. Asegúrese de explicarles que ese dinero debe destinarse sólo a materiales de lectura, y llévelos con usted cada vez que vaya a una librería. Como los niños imitan con frecuencia la conducta de sus padres, si ellos ven que usted compra un libro, serán más propensos a adquirir uno también.
*La ayuda de sus hijos mayores. Quizá la mayor influencia en los niños pequeños es la de sus hermanos y hermanas de más edad. Si tiene hijos mayores que aman la lectura, pídales que estimulen a sus hermanos menores, leyendo frente a ellos, aconsejándoles libros que ellos leyeron cuando eran más pequeños, o sugiriéndoles que les acompañen en sus visitas a la biblioteca o la librería.
Y es que estimular a que los niños lean puede ser una forma idónea de promover su desarrollo cognitivo.