jueves, enero 25, 2007

K rap2, vdd?

Si los jóvenes de los ochenta y noventa vivían pegados al teléfono, la Generación Messenger vuelve a usar el lenguaje escrito. Pero con una salvedad: la nueva lengua combina la escritura y el lenguaje oral. Las casi dos horas diarias que chatean los niños constituyen "un auténtico fenómeno social", según fuentes de Microsoft, cuyo Live Messenger acapara el 95% de usuarios. Y es que uno de cada cinco minutos consumidos en internet se emplea en este chat.
Para Carlos, un chico de 13 años de Madrid (España), es una forma de comunicación "rápida y permite hablar con varias personas a la vez" y mis padres "no lo entienden". El sistema ofrece la posibilidad de elegir los contactos a la carta, es decir, elegir con quién se habla. Y sin embargo, la mayoría de menores tiene desconocidos en su lista de contactos.
Joana, de 14 años, afirma tener más de cien contactos, muchos desconocidos en la vida real. Su madre, Gemma, que es además profesora, entiende que el Messenger es "una realidad de nuestros hijos, ante la que no queda más remedio que adaptarse". Añade que no tiene por qué causar problemas de ortografía, ya que la mayoría de chicos "sabe distinguir entre un escrito para el colegio y un chat con amigos".
Para Concha Badía, profesora de Lengua y responsable del primer diccionario de mensajes Exo x ti y xra ti, los jóvenes se han contagiado del lenguaje de la mensajería instantánea que ha "provocado la aparición de frases más sencillas, errores ortográficos, ausencia de puntuación y un vocabulario más simple".
Álex Grijelmo, autor de La gramática descomplicada entiende que este lenguaje no daña la capacidades escritas al igual que "la taquigrafía nunca perjudicó a la escritura (...) ni alteró la ortografía de ninguna lengua". Lo importante, continúa, "es que quien escribe con abreviaturas sepa cómo se representa realmente esa palabra en los libros y cómo debe reproducirla, de modo que quien lo lea pueda disfrutar de él y no padecerlo".
Según un estudio elaborado por la Universidad de Toronto, no asistimos a un asesinato del lenguaje sino más bien a un renacimiento lingüístico particular. Sali Tagliamonte, directora del estudio, lingüista y madre de cuatro hijos ha estudiado las conversaciones online de 71 chicos de entre 15 y 20 años. Sus principales conclusiones muestra como el lenguaje empleado en el Messenger es sólo una pequeña representación de la capacidad total de expresión. En realidad, los jóvenes entrelazan diferentes niveles de construcción lingüística: las expresiones informales que no serían aceptadas, por ejemplo, en un examen, se combinan con otras mucho más formales, que no emplearían en sus conversaciones habituales con amigos. Tagliamonte afirma que antes de matar al mensajero, los padres "deberían preocuparse de con quién hablan sus hijos, no del lenguaje que usan".