martes, febrero 13, 2007

Gilbert y George en la galería Tate Modern de Londres

Un visitante mira una de las piezas de Gilbert y George titulada 'Miedo' expuesta en...

Miedo

...la galería Tate Modern de Londres. La mayor retrospectiva de ambos artistas en 25 años se ha inaugurado hoy martes en la capital británica con más de 200 imágenes.
El inglés George Passmore (1942) y el italiano Gilbert Proesch (1943) son pareja artística desde que se conocieron en 1967 en la escuela londinense de arte de Saint Martin.
A finales de los sesenta conquistaron la escena internacional con un nuevo y subversivo concepto de escultura que defendía que ésta no debía reducirse a objetos de tres dimensiones. Sus 'esculturas vivientes', en las que ellos mismos posaban ante el público, fueron el primer paso de un largo viaje artístico en el que su propia vida se ha convertido en el centro de su arte, en la tradición de la pionera Frida Kahlo e inspirando a artistas posteriores, como la británica Tracy Amin. 'Nuestra vida personal y la artística son indivisibles, todo es parte de nuestra obra, somos esculturas vivientes', recordaban hoy la pareja en la presentación de la retrospectiva, que han definido como 'un gran triunfo'.
En la muestra puede apreciarse su evolución, desde las primeras imágenes de ellos mismos elaboradas en carboncillo sobre papel a las representaciones fotográficas posteriores relacionadas con su vida cotidiana, sus emociones y su barrio de Spitafields, en el este de la ciudad.
En blanco y negro plasmaron su afición a la bebida de los 60 y la soledad que sintieron al principio de habitar su espaciosa vivienda ('Dusty Corners', 1975), para después empezar a incorporar el color a sus obras.
Tras ese periodo de intensa exploración personal, sus creaciones empezaron a centrarse en el mundo urbano y a reflejar las tensiones sociales, como en 'Dirty Words Pictures' (1977), con grafiti y pintadas de insultos.
La explosión de color ocurre en los 80, bajo el mandato de la primera ministra Margaret Thatcher, de quien la pareja se confiesa admiradora porque, según explican, 'cambió la sociedad británica' y 'liberó' a los artistas, hasta entonces dependientes de subsidios estatales.
Hacia los 90 el dúo, que viste a conjunto con trajes clásicos hechos a medida, se dedicó a retratar a atractivos jóvenes y a reflejar la plaga del sida ('Bleeding', 1989), así como a explorar sus propios fluidos corporales, incorporando a sus trabajos semen, excrementos y orina.
'Death hope life fear' (1984) se considera una de las obras culminantes de su carrera, al abordar los temas centrales de la existencia humana.
Después del milenio, los artistas adoptan las nuevas tecnologías digitales y vuelven a volcarse en la ciudad y en su entorno, aunque sin olvidarse a sí mismos como fuente de inspiración. Una fuente que, en su caso, parece inagotable, aunque, como ha dicho el director de la Tate Modern, el español Vicente Todolí, 'nunca son los temas los que se agotan, sino, en todo caso, la creatividad de los artistas'.