The Kennedys
Más de cuatro décadas después de ser aclamado como un héroe, John Fitzgerald Kennedy vuelve a Berlín en el marco de un museo dedicado al clan familiar, que "al otro lado del muro" (en el antiguo sector oriental) ha abierto sus puertas, en presencia de su sobrino Anthony Kennedy Shriver.
'The Kennedys' es el nombre del museo que ocupa un lugar privilegiado en la plaza Pariser, frente a la emblemática puerta de Brandeburgo, sin duda el lugar más frecuentado por los turistas en la capital alemana. Se expondrá de forma permanente una de las más amplias recopilaciones de fotografías, documentos oficiales y privados, objetos personales y recuerdos de JFK y su esposa Jackie, que pertenecen a la galería berlinesa Camera Work.
De los 300 objetos expuestos en este "mausoleo", la mitad son instantáneas de autores como Robert Cappa o Cecil Stoughton, la primera fotógrafa oficial de la Casa Blanca. Pero también podrá verse el portafolios de piel de cocodrilo de Hermés que acompañó al presidente John F. Kennedy (1917-1963) durante su carrera política. O el sombrerito de piel de cordero que su elegante esposa llevó durante la visita del canciller (jefe de gobierno) alemán Konrad Adenauer a Estados Unidos el 12 y 13 de abril de 1961. "Confío en que este lugar motive a la gente, sobre todo a millones de jóvenes de todo el mundo, a seguir su legado (de JFK), a vivir sus sueños en 2006 y a servir a la sociedad", explicaba Anthony Kennedy, fundador y presidente de la organización internacional Best Buddies, de ayuda a discapacitados psíquicos.
"Los Kennedy fueron los primeros líderes norteamericanos conscientes del impacto que su imagen tenía en los medios y supieron aprovecharlo", apunta el comisario de la muestra Andreas Etges.
De una de las paredes cuelga una doble hilera de fotografías mundialmente conocidas, como la de sus hijos John-John y Caroline jugando en el Despacho Oval, una instantánea de Cecil Stoughton que dio la vuelta al mundo. O aquella en que JFK besa a su hija ante la aprobadora mirada de su mujer; también fotos de la pareja leyendo relajados o paseando con ropa deportiva e instantáneas de su hermano y asesor más directo, Bob Kennedy. Andy Warhol también inmortalizó a Jackie en un retrato que constituye uno de los trabajos más curiosos de la galería.
La decisión de crear este museo se debió al éxito de público que tuvieron las exposiciones en 2004 en Berlín y en abril de 2005 en Roma que organizó la galería Camera Work con parte de los fondos de su colección.
Kennedy "vuelve" así a Berlín 43 años después de su asesinato, ocurrido cinco meses después de su visita a la capital alemana en plena Guerra Fría.
El 26 de junio de 1963, con el edificio del Ayuntamiento del distrito de Schoeneberg de Berlín a su espalda, Kennedy reivindicó ante unas 300.000 personas el derecho de todos los alemanes a vivir unidos, en paz, libertad y democracia. Para demostrar a los berlineses hasta dónde llegaba su solidaridad pronunció su famosa frase "Ich bin ein Berliner" (soy un berlinés), flanqueado por el entonces alcalde de Berlín, Willy Brandt.
Aunque de forma transitoria, estarán expuestos en el museo 'The Kennedys' el discurso con la famosa frase, así como el libro de oro de la ciudad en el que firmó Kennedy ese 26 de junio, préstamos de los archivos capitalinos.
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