jueves, septiembre 23, 2010

Afganistán canta

AfganasUna imagen como ésta no habría sido imposible hace apenas unos años. Puede que la inseguridad siga convirtiendo a Afganistán en uno de los países más peligrosos del planeta, pero hay ciertos rasgos que permiten atisbar un futuro con algo de libertad. Una de ellas es la de este grupo de mujeres coreando sin parar los temas de su cantante favorito, Farhad Darya. Es un cantante y compositor afgano-americano, además de Embajador de la Paz de Afganistán para la ONU. Y es que durante su régimen, los talibanes prohibieron la música en todo el país por considerarla no islámica, así como otras muchas manifestaciones culturales.

lunes, septiembre 20, 2010

Compone una canción cada día durante todo un año

Luke DuboisLa historia de Luke Dubois podría dejar en evidencia a todos esos músicos que se toman años en su vida para poder componer un solo disco. O quizá demostrar que con un ordenador casi todo es posible. En cualquier caso, este artista de Brooklyn (Estados Unidos) ha demostrado que no hay nada que no se pueda conseguir a base de tenacidad y trabajo duro.
"Durante los últimos años me había centrado demasiado en disciplinas como la escultura, los visuales o el arte multimedia" pero un día una amiga le recriminó el abandono de su faceta como compositor. Ni corto ni perezoso, se comprometió desde ese mismo instante a elaborar una canción al día durante un año y colgarlas en su página web.
Doce meses después, este incansable profesor de la Universidad de Arte Experimental de Brooklyn puede decir que ha cumplido su palabra. "Al principio fue duro", recuerda. "Lo más difícil era encontrar un hueco cada día. No obstante, con el tiempo se fue convirtiendo en una rutina, como cenar o dormir".
Luke se inspiró en el proyecto '365 Days, 365 Plays', una iniciativa similar de la dramaturga Suzan-Lori Parks, que escribió en 2002 una pieza teatral diaria durante un año. Armado con su ordenador, Dubois -que ha compuesto bandas sonoras y piezas para violín, entre otros trabajos- sólo se puso una norma: lo que empezara cada día tendría que acabarlo esa misma jornada. Una ardua tarea que en ocasiones le podía llevar hasta seis o siete horas de esfuerzo.
¿Nunca pensó en abandonar el proyecto? "La verdad es que no. Creo que es porque estoy un poco loco", afirma.